miércoles, 30 de septiembre de 2009

La mejor obra es sobrar espacio para una nueva

Aún me entretiene la psicosis de la hormiga, tanto chocar las antenas en vano debe equivaler a delirio, y en su locura, cargar 100 veces su peso debe ser parte de alucinar. Y es que pocos son los que tienen más problemas con la cigarra que con el cigarro, pocos son los que necesitan macrofotografía para ver su corazón. Son hoyos en el suelo, grietas en los zócalos, migas cerca a las hojas.

Son tan pequeñas y peregrinan bajo el sol sin búsqueda de perdón. Están desconectadas, absueltas de más, de menos, absueltas de toda preocupación, pero encadenadas a una. Un millón de hermanas y una sola. No hay que padecer, no hay interno en cama, todos están fuera, de pie, celebrando el canto, frente a la pared y detrás de ella, saliéndose del marco y chorreándose por los pasillos de la galería.

La mejor obra es sobrar espacio para una nueva. Encerrar al médico, darle una bicicleta al paciente.

viernes, 8 de mayo de 2009

galaxia

aquel torrente sanguineo va y viene sin frecuencia modulada, algo osado, con error de ortografia, alcoholizado de apuros en un tornado benevolente.

martes, 9 de diciembre de 2008

G,C.una linea es nada, todo, lo que las iguala.

La velocidad impide, compite, pide, solicita. Y nada mas libre que quererte, que haberte conocido, desconocido, y vuelto a conocer.

lunes, 8 de diciembre de 2008

bizarro

El infortunio y su valentia, los que sueñan de dia y los que sueñan de noche, la alienacion brutal de los cigarros y el nexo para juventud e intento, para yerro y ultima oportunidad. Escríbelo 3 veces y, tal vez, será mejor.

Punto tras punto repetidas veces, alejados todos de la geometria sin recreos y sin expulsiones de coraje. Y existe tal cercania entre el objetivo y el mirador, entre el lente y el mirado, que aquella agrupacion no aparenta una linea en un plano, si no que es nada menos que un nombre, una orden, una felicitacion, lo tácito y lo voluble, exactamente como lo querrían, como lo quieren, como lo añoran.

Una mañana despertarán y, de algún mágico modo, podrán controlar su destino al detalle. Será ahí cuando estarán acá tan solo para ganar. Mañana, hoy, pasado, cada segundo, en cualquier lado,en cualquier bus de un recondito sendero del arenal. Es bizarro hablar de lo que no, de lo que si, de la confusion.

Ayer creía que bizarro significaba grotesco pues en un lenguaje utilizado al norte de mi continente "Bizarre" significa dicha palabra. Ahora sé que no y que la abundancia de idiomas alimenta la ignorancia.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Por que no?

Conocido este rumbo de oblicua, tiempo de refrigerio cercano al desconocimiento mortal del libertador y sus siestas imprevistas durante la vigilia de otros. Aquellas parihuanas y su familiaridad con lo onírico flamean entre el gusto anti natural que hoy se expande, mientras su eterna consecuencia en el territorio da el pecho y el cubil.

Magenta y blanco no es rojo y blanco, es un espejo roto.Esta superstición es el escalafón sin escalante, mi paso bajo la humarada negra de los gatos. Lejos de la izquierda, del despertar por los rumbos antes mencionados, existe otro credo que nombra un Jesús superior, que no cree en lineas que corten tierras ni en un orden que manche mesas. Anoche, regresando de un colapso de brisas, me derivaron al caos de la plazuela y el camal.

Aunque todos lo objeten, en los hospitales el caos y el cosmos son lo mismo, en las clínicas no existe la vida.Recuerdo la cercanía y popularidad de esta plaza donde no hay hospitales pero abunda la enfermedad, el virus del azueto, el aburrimiento que lleva a la acción hacia un contrato de naturalezas, la fricción contra los soles, unos astros que nacieron para consumir lo mudable del actor terrenal.

Dia anterior

Sería demasiado vacío y fácil no querer y no respetar a una persona como yo, evitando así la bifurcación y el adaptar. Mucho ignoran los frecuentes comentarios insalubres de terceros , la sobre producción de sueños entre ofuscaciones de rúbrica, el corte que no se puede dar, el animismo sobre las llaves, los ludos inolvidables de probador, algunas quietas gemas de énfasis, y , sobre todo, la imposibilidad que dejó de lado al manuscrito.Ya no puedo agujerear con el cigarro.

Sería demasiado vacío y fácil, más que todo vacío, querer y respetar a alguien símil con quien imitarme, cavar más bajo, adentrarnos en el escondrijo colonial del tráfico verde por el cual muchas temen, debilitadas por la caminata de las sombras y de lo menos caro. Que desperdicio ahorrar de ese modo, sin pisar micro comercios. Por eso estoy habilitado y adherido al espiral, a los charcos grandes, a la tez que antoja, a despertarme sabiendo cual enredadera sube por mi pierna, cuantas curvas da, que envolturas debo corromper, donde hay un espacio de espera que no niega el saludo y del cual no se retiran acongojados los correctores.Descubrimos gorriones caídos al borde del sardinel y sus pequeños picos llenos de hormigas silban la circunstancia.Tristes almuerzos pospuestos por cuestiones de universidad, por ese tiempo presente que uno invierte en si mismo benignamente.

He extrañado siluetas y flautas de guardería frente a los puestos de periódicos, comentarios y hallazgos sarcásticos en las contracarátulas. Como sueño en mi vigilia, como me aburre un día sin tarántulas sobre el rostro, sin la afanosa armada liberando proyectiles del cutis y los tristes cachorros en una vitrina.

Objetivos de paz, al menos en mi contexto.Este "escrito" es el más largo de mi vínculo en rehabilitación, como toda mañana en la que leo un libro de cuentos aplacador de dádivas, entretenido nuestro modo de aguardar algo maligno y deseoso de repitencias infinitas en remordimientos o silencios, pero el mutismo de la conciencia es amplio en estos casos, cuando el acto es justificado por la expedición de la serenidad que ama. Doy nudos violentos a ciertas historias para que concluyan un júbilo que nunca llegaría con el tiempo.

como si importara

Un Elliot Calixto cualquiera, el que fuera, como fuera, cual borrador sin quemada o ilusión adversa, desempleado, de marca la que sea pero que compita y se aprisione ,con duendes o hadas del opio, por una nueva editorial.

"Dame una palabra cualesquiera"- dice uno a través del ventanal más conmutable. Pasa un segundo, cuatro, ocho , dos. Ya no pasan los híbridos y respuesta adquiero - "Cualquiera"."Borrador"."Dolor"... Ya no recuerdo que más nombró, laguna y pez.
Otro olvido corriente, silvestre, común, un olvido cualquiera.
El 23 cual 23 es también un número cualquiera, un asiento de avión, de vía terrestre, de vía férrea, la habitación errónea, otra opción sin lotería, o quizá tu coordenada en un restaurante; pero en si el 23 es una exactitud más suiza, más auxiliar, más colateral, no es tan cualquiera, aunque la calificación adjetiva se debe a la perspectiva.

Como decían los nombres que hacen de frases o frases que hacen de nombre de mi hermano peyote : " Vendo ropa sin marca, sin talla, sin color exacto...". Bah!, que porquería la actualidad. La rareza de mi dedo usando onomatopeyas.

Les brindo felicidad cualquiera para sus dengues y mosquitos, menos para mi otro hermano el que ya posee felicidad interminable, aunque quien será ese kilate, otro cualquiera por la calle, yo locote. Cualquiera.

martes, 2 de septiembre de 2008

Enchufe a tierra

Dime si estas sobre tu móvil, conectada al mundo. Ven y dime si andas en esos puntos, en esa mimética noche, mira a la izquierda y a la derecha sincronizadamente como la suerte del camaleón.

Suerte es la que se oculta en los árboles diciendo que cada eslabón esta en su sitio, suerte la de conocerte en la bohemia de un negativo, de una flor que se mira a si misma. Es inverosímil pero todo tiene un nexo en estos barrios, aunque es extraño observar lugares que simulan serlo como si se tratara de un atractivo turístico. Los que son no quieren, y los que no son desean.

Barrio, ultimamente estoy fuera de la gota, inconexo, sin saber del sistema neuronal de estos espejos, sin salir a las 8, sin regresar a las 6. Muero como vidente y como todos en estas horas, las verdaderos horas, las que administras con relojes, pero... pero búscate, búscame en este tiempo desconexo, en el que laboran las almas y los que serán, tal cual un pequeño niño, pequeño Mauro al que le llaman la atención los tomacorrientes y las tijeras, el que debe aprender de estar en linea con el engranaje. Desearía que no.

lunes, 14 de abril de 2008

Relativo


Entre los cuerpos celestes existe un respeto magnánimo, como el latino que siempre llora, conmovido por el azar o la intuición. Podría ser algo más, algo intenso que crece y finaliza en la gota pendiente de un hilo. Podría ser algo menos, algo externo que se comprime y caduca ante los ojos, extorsionándolos. La solución es la fosa individual, el aislamiento meritorio de la locura. Sí, se trata de encierro, de lo no recomendado para la piel y la crítica, para el entorno que diferencia y clasifica.


Violencia nos distinguirá, sabiduría e historia nos apoyarán. Nuestro caso es la antorcha, ir, ir a ver, ver e irse. En un acto cualquiera el pasado influye y dicta sentencias, como el tropiezo de una gran nación debido a un pequeño pueblo.


Aquí nuestros niños también juegan con pistolas, mas en zonas mediorientales las estudian, ensamblan y veneran, pues vivirán de ellas. En su cultura no existe el miedo si hay un objetivo. Acá arma somos, pensamos balas, el proyectil que choca y se desusa, mientras en palacios la pistola descansa y apunta por la ventana esporádicamente.

Servernoia





Desde todo ángulo me miran, ojos duplicados tras una mesa, debatiendo un soliloquio. Suspensivos los pasos de la tardía benevolencia, el águila de quinto piso que no mira el lago, que no regurgita. Avanzada la tecnología que encarcela, que vigila mediante desdoblamientos cual sedante gatuno, que reemplaza progenitores a la hora del cuento.


Ellos son Dios en un perímetro de 200 metros cuadrados, cuando cruzan la puerta, al accionar botones rojos en supresores de picos. Acepto mi culpabilidad de ser mortal humano en este edificio ya que no debería estar acá, siendo pseudo ser visual cercano a la imagen y desligando la palabra de los libros.


Las redes atrapan peces, los peces siguen logaritmos día a día, se advierten entre ellos de estos peligros pero a los segundos olvidan. Las redes vigilan diálogos, caen en suposición pues odian el movimiento, la moción de cualquier sujeto. Espero entretenerlas un poco si están ahora sobre mi, durante el golpe de teclado, pues siempre produzco y no atraso sus ciclos. Ahora, solamente con un silbido moro en el oído, pierdo el fondo y la figura, caigo en confusión causada por mecanismos cotidianos que ya pasaron a lugar trivial.



Cuando la vigilancia desciende, cuando el águila se posa en segundas ramas y no en cúspides, cuando Dios se acerca a la puerta sin intenciones de salir, siento que me mira como si yo ignorara que también antes me miraba.